Economía Sostenible de Mercado: El “homo integralis o universalis” como agente del cambio social

Cesar Reyna Ugarriza
36 min readMay 10, 2024

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Por César Reyna Ugarriza, consultor en temas económicos, políticos y sociales. Correo: cesarreyna78@gmail.com

En el presente artículo se propone la introducción del “homo integralis o universalis” como agente del cambio dentro de la Economía Sostenible de Mercado (ESM), modelo económico que busca conciliar el crecimiento económico con la protección del medioambiente y el bienestar social. Cabe precisar que la ESM no es una propuesta de modelo económico a implementar por parte de la humanidad, sino que representa una realidad o fenómeno objetivo de cambio que se vienen manifestando en diversos ámbitos y esferas de la realidad de manera progresiva. Un ejemplo de ello es la transición energética en la que está embarcada el planeta y que involucra a decenas gobiernos, millones de empresas y cientos de millones de consumidores para controlar y reducir las emisiones de CO2 y otros gases tóxicos. Otro caso es la incorporación voluntaria de marcos o reglas específicas como los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de Naciones Unidas. Asimismo, la iniciativa del Capitalismo Consciente, que promueve un mayor involucramiento de las empresas privadas en la problemática y escena mundial, representa otro ejemplo del cambio de modelo que se está produciendo. Pasa lo mismo con la utilización de enfoques tradicionales o recientes como la propia responsabilidad social empresarial (RSE) o la creación de valor compartido para incrementar y mejorar el aporte del sector privado en la sociedad. Lo es también la implementación del enfoque de economía circular en diversas industrias para combatir la contaminación y la adopción de los parámetros ESG (Ambiente, Social y Gobernanza, por sus siglas en inglés) por parte de corporaciones de todo el mundo debido a la injerencia de nuevas regulaciones, el beneficio financiero que trae consigo la incorporación de la sostenibilidad empresarial y la propia exigencia y presión de los distintos grupos de interés sobre las firmas o compañías.

De modo que la Economía Sostenible de Mercado (ESM) que se describe es una mera constatación paulatina acerca de los múltiples efectos que se vienen produciendo sobre múltiples dimensiones de la realidad (económica, cultural, social, ambiental, política e institucional) gracias al cambio propiciado principalmente por Estados, organismos multilaterales, sociedad civil y las propias empresas o corporaciones a través de su participación activa y diversos acuerdos alcanzados en eventos políticos de gran relevancia mundial como las conferencias por el clima (COP), el foro económico de Davos, los debates en las diversas instancias y comisiones de Naciones Unidas, las sesiones del Parlamento Europeo, entre otros grandes espacios de discusión y deliberación multiactor.

Ahora bien, luego de repasar estos hitos o antecedentes, conviene presentar los tipos de agentes que han sido concebidos o caracterizados como protagonistas de las transacciones, operaciones y decisiones económicas de toda índole a lo largo de poco más de dos siglos de historia económica y universal, a saber: a) homo economicus, b) homo psicológico, c) homo consumus, d) homo responsabilis, e) homo sustinens, f) homo sustentabilis y, finalmente, el g) homo integralis o universalis a modo de propuesta.

Palabras clave: homo integralis, homo universalis, homo economicus, homo sustinens, homo consumus, homo consumens, homo responsabilis, homo psicologicus, homo psicológico, homo sustentabilis, Economía Sostenible de Mercado (ESM), transición energética, principios rectores, principios rectores sobre empresas y derechos humanos, Naciones Unidas (NN.UU.), ONU, capitalismo consciente, economía circular, capitalismo, economía de libre mercado, economía de mercado, consumismo, responsabilidad social empresarial (RSE), responsabilidad social corporativa (RSC), valor compartido, criterios ESG, criterios ASG, ambiente, social gobernanza, economía, paradigma económico, cambio social, agente del cambio social, sostenibilidad, sustentabilidad, responsabilidad social, sector privado, empresas privadas, impactos ambientales, impacto social, externalidades, Foro Económico Mundial (WEF), FMI, IMF, World Bank, IFC, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), IDB, CAF, Cepal, Unión Europea, sociedad civil, COP, Davos, cambio climático, CO2, emisiones, GEI, net zero, carbono, desarrollo sostenible, crecimiento económico, mercado, OCDE, OECD

a) Homo economicus

El “homo economicus” es un concepto que se origina en la teoría económica neoclásica y representa una representación simplificada del comportamiento humano en el ámbito económico. Según esta concepción, los individuos se perciben como seres racionales que actúan de manera egoísta y buscan maximizar su utilidad o beneficio personal, tomando decisiones en función de un cálculo costo-beneficio.

Este individuo actuaba exclusivamente en función de su propio interés con el objeto de maximizar el disfrute o goce de cada elección con el menor costo posible. Durante la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades privilegiaba su interés personal. Se asumía que contaba con información perfecta al momento de adoptar alguna decisión. A manera de crítica se le atribuía que era demasiado individualista, egoísta y poco empático, es decir, falto de solidaridad. La concepción de este sujeto se daba en el contexto de un mercado que funciona de manera perfecta debido a la ausencia de monopolios y externalidades, donde los precisos reflejaban cabalmente las preferencias de productores y consumidores. Se postulaba, asimismo, que cuando los individuos buscan maximizar su propio bienestar también estaban induciendo a la maximización del bienestar de la sociedad, afirmación bastante discutible, desde luego. Para la economía un individuo de dichas características era muy predecible en lo que a su conducta se refiere, lo cual brindaba cierta estabilidad al sistema por el conocimiento anticipado de sus preferencias o expectativas de consumo, permitiendo que los productores supieran de antemano qué y cuánto producir en un momento dado. Este balance parte naturalmente de la ilusión de que cada agente cuenta con acceso a información perfecta, esto es, oportuna y completa cuando debe tomar una decisión económica. Otro elemento cuestionable sobre estas asunciones es la racionalidad permanente del agente, toda vez que sus emociones no interferirían en sus juicios y apreciaciones sobre la realidad, lo cual es fácilmente rebatible.

La descripción de seres humanos enteramente racionales que calculan costos y beneficios de sus acciones es cuestionable porque el concepto de homo economicus no abarca todos los aspectos del comportamiento humano. Por ejemplo, las inclinaciones o sesgos psicológicos presentes en la personalidad humana que pueden impedir que el homo economicus satisfaga plenamente sus necesidades. Las aseveraciones acerca de que el homo economicus se mueve por su propio interés personal, pondera las alternativas con total racionalidad y cuenta con información perfecta sobre la realidad se desvanecen frente a las evidencias o hallazgos proporcionados por otros campos o disciplinas como la psicología y la sociología.

Ejemplo en la toma de decisiones individuales

Un ejemplo común del comportamiento del “homo economicus” se encuentra en la toma de decisiones de compra. Supongamos que un individuo está considerando comprar un automóvil. Según la teoría del homo economicus, este individuo evaluará diferentes opciones en función de factores como el precio, la calidad, la durabilidad y el prestigio asociado con la marca. Al tomar su decisión, el individuo elegirá el automóvil que maximice su utilidad personal, es decir, aquel que ofrezca la mejor relación calidad-precio y satisfaga mejor sus necesidades y preferencias individuales.

Modelo de competencia perfecta

En el contexto de la teoría microeconómica, el “homo economicus” también se asocia con el modelo de competencia perfecta. En este modelo, se supone que los individuos actúan como maximizadores de utilidad y las empresas como maximizadoras de beneficios. Bajo condiciones de competencia perfecta, se espera que los precios y las cantidades producidas se ajusten automáticamente para alcanzar un equilibrio de mercado, donde la oferta y la demanda se igualen.

Críticas al concepto de homo economicus

Aunque el concepto de “homo economicus” ha sido fundamental en el desarrollo de la teoría económica, pero también ha sido objeto de críticas y debates. Se argumenta que esta representación simplificada del comportamiento humano no captura adecuadamente la complejidad y la diversidad de las motivaciones humanas. Además, se ha demostrado que las personas no siempre actúan de manera plenamente racional ni egoísta, y que otros factores, como las normas sociales, las emociones y la reciprocidad, también influyen en sus decisiones económicas.

Decisiones basadas en normas sociales

Un ejemplo que desafía la suposición del homo economicus es el fenómeno de la cooperación y el altruismo en situaciones económicas. Por ejemplo, en un experimento de juego del ultimátum, un participante puede decidir compartir una parte de su recompensa con otro participante, incluso si eso significa obtener una ganancia menor para sí mismo. Esta conducta altruista contradice la idea de que las personas siempre buscan maximizar su utilidad personal y sugiere que otros motivos, como la reciprocidad o la preocupación por la equidad, también pueden influir en las decisiones económicas.

Incorporación de enfoques alternativos

En respuesta a las críticas al concepto de homo economicus, se han desarrollado enfoques alternativos que tienen en cuenta una gama más amplia de motivaciones humanas. Por ejemplo, el enfoque de la economía conductual incorpora hallazgos de la psicología y la sociología para comprender mejor cómo las personas toman decisiones en situaciones económicas reales. Este enfoque reconoce que los individuos pueden estar sujetos a sesgos cognitivos, influencias sociales y emociones que afectan sus elecciones económicas, y busca integrar estos factores en los modelos económicos.

b) Homo psicológico

Frente al concepto de “homo economicus” se opone el de “homo psicologicus o psicológico”, término que señala que el estado emocional sienta las bases de las decisiones individuales, es decir, que diversos factores de la personalidad y carácter influyen sobre los resultados y escenarios elegidos por los individuos. Estos estados o condiciones también determinan el tipo, grado y alcance de las relaciones con los demás agentes, sea el Estado, las instituciones, la familia, los compañeros de trabajo, las amistades, etc. El concepto de homo psicológico se emplea para describir la conducta humana que no se sustenta en supuestos pura o exclusivamente económicos.

Un comentario pertinente hasta aquí respecto a estas categorías es que representan dos modelos teóricos cognitivos distintos que afectan el comportamiento y las decisiones humanas. Ambos ayudan a modelar o determinar las decisiones que se adoptan individualmente, pero en muchas circunstancias las personas no resuelven individualmente, sino que también deben hacerlo de manera colectiva. Lo que se pretende decir es que en muchos casos la subjetividad y los propios intereses del individuo ceden ante las presiones y exigencias del grupo al que se pertenece. Esto significa que la misma cultura y la sociedad en la que se ha nacido inducen a seguir un determinado camino, lo que puede ser contrario a los deseos internos. Esto demuestra que factores exteriores o externos al sujeto se imponen a veces sobre la propia voluntad individual. En ese sentido, el libre albedrio o autonomía de la voluntad personal queda reducida o anulada al adherirse a los patrones de conducta social y culturalmente aceptables. Entonces, las instituciones sociales y morales, así como el papel que tienen los Estados, religiones, partidos políticos, ideologías, medios de comunicación y redes sociales ejercen un peso importante las elecciones que toman la mayoría de individuos, incluso en materia de consumo o de naturaleza económica en general.

Una primera conclusión es que las decisiones económicas y otras de distinto origen dependen intrínsecamente de una combinación de factores internos (racionalidad y emotividad) como de factores externos (reglas sociales, normas oficiales, preceptos religiosos, valores culturales, etc). Y si a ello se añade que la información recibida por los agentes no es perfecta ni completa, y muchas veces ni del todo comprensible ni oportuna, se añade otro gran problema o dificultad a la toma de decisiones individuales o grupales por parte de los agentes económicos. Esto último de abordará más adelante con mayor profundidad y detalle.

Fundamentos psicológicos del comportamiento humano

El comportamiento humano está influenciado por una serie de factores psicológicos, como la motivación, la cognición, las emociones y la percepción. Estos procesos mentales subyacentes afectan la forma en que las personas toman decisiones y responden a su entorno. Por ejemplo, las experiencias pasadas, los sesgos cognitivos y las emociones pueden influir en las preferencias de compra de una persona y en su disposición para adoptar comportamientos sostenibles.

Influencia de la psicología en el consumo y la sostenibilidad

La psicología desempeña un papel importante en el campo del marketing y la publicidad, donde se utiliza para comprender y manipular el comportamiento de los consumidores. Las técnicas psicológicas, como el uso de colores, imágenes, sonidos y narrativas emocionales, se emplean para influir en las decisiones de compra de las personas y promover el consumo de ciertos productos y servicios. Además, la comprensión de la psicología del comportamiento humano también se aplica en el diseño de intervenciones para fomentar la adopción de comportamientos sostenibles, como el reciclaje, la reducción del consumo de energía y el transporte sostenible.

Resiliencia psicológica y cambio de comportamiento

La psicología también puede ayudar a promover la resiliencia y facilitar el cambio de comportamiento hacia prácticas más sostenibles. Al comprender cómo funcionan los procesos mentales y emocionales de las personas, es posible diseñar intervenciones efectivas que fomenten la adopción de comportamientos en pro del medioambiente. Por ejemplo, estrategias basadas en la teoría del cambio de comportamiento, como el establecimiento de metas, el refuerzo positivo y la modelización social, pueden ayudar a las personas a superar las barreras psicológicas y adoptar hábitos más sostenibles en su vida diaria.

c) Homo consumus o consumens

El término “homo consumus o consumens” se emplea para referirse al ser humano desde la perspectiva del consumismo, es decir, como un individuo imbuido en una sociedad en la que el consumo desempeña un papel principal en la vida diaria y la economía de cualquier país. Esta categoría conceptual presenta generalmente al ser humano desde la perspectiva del consumo excesivo y la cultura del consumismo, en la que el propio acto de consumir se convierte en un elemento central en la vida y la identidad de las personas, con implicaciones tanto positivas como negativas para diversos ámbitos de la sociedad. El Homo consums (del latín “hombre consumidor”) se emplea para describir un tipo de persona que prioriza exclusivamente la adquisición y el uso de determinados bienes y servicios, a menudo en exceso, para definirse a sí mismo y alcanzar la “felicidad”.

Origen y evolución del consumismo

El concepto de “homo consumus” se origina en la intersección entre el surgimiento del capitalismo industrial y la expansión de la sociedad de consumo en el siglo XX. Este fenómeno ha evolucionado a lo largo del tiempo, pasando de ser una característica marginal a una fuerza dominante en la cultura contemporánea. En el contexto actual, el consumismo se ha convertido en un aspecto fundamental de la identidad y el comportamiento humano, influyendo en la forma en que las personas interactúan con su entorno y se perciben a sí mismas.

El significado del término fue popularizado por el filósofo, psicólogo social y psicoanalista alemán Erich Fromm en su obra “La sociedad sana” de 1955. En esta obra argumentó que el aumento del consumismo en las sociedades modernas condujo a una sensación de alienación y vacío. Es decir, que las personas consumían para llenar un vacío en sus vidas, pero no porque necesitaran o disfrutaran realmente de los productos. Esto revela que los individuos se centran más en el estatus y la creación de una imagen. El consumo se convierte entonces en una forma de proyectar una imagen y un estatus social inicialmente deseados. Las marcas y etiquetas, según Fromm, tienen más valor que el producto adquirido en sí.

Esta conceptualización presenta algunas características relevantes que conviene destacar:

  1. En primer lugar, la orientación exclusiva o privativa al consumo, toda vez que los “homo consumus” presentan una fuerte inclinación hacia el consumo, ya sea de bienes materiales, servicios, experiencias o información. El acto de consumir es central en su modo de vida y la definición de su identidad. Aquí cabe pensar en la innegable influencia de los medios de comunicación masiva y el papel de las agencias de marketing y publicidad en la promoción de este estilo de vida.
  2. En segundo lugar, su existencia pone de manifiesto la fuerte presencia de una cultura del consumo, ya que estos sujetos se desarrollan individual y colectivamente en el seno de una cultura en la que el consumo es promovido incesantemente y valorado para alcanzar una alta satisfacción personal, adquirir mayor estatus social y obtener, en última instancia, la felicidad. La adquisición conspicua de bienes y servicios se percibe como un medio para alcanzar la realización personal.
  3. En tercer lugar, conduce al consumo compulsivo. Esto implica que a menudo, las personas catalogadas como “homo consumus” pueden caer en patrones de consumo indefectibles, dado que la adquisición de bienes se convierte en una necesidad emocional apremiante más que en una necesidad real. Esto puede generar problemas como el endeudamiento, el consumismo excesivo y la insatisfacción crónica. La compra por impulso y materialismo priorizan la gratificación inmediata sobre la planificación económica individual y familiar a largo plazo. Las posesiones materiales solamente ofrecen una sensación fugaz de felicidad a este tipo de agente económico.
  4. En cuarto lugar, se fomenta la identidad a través del consumo. Lo que se plantea para los “homo consumus” es que los productos que poseen y adquieren sin duda juegan un rol importante en la definición y formación de su identidad personal y social. La elección de ciertas marcas y productos, y la adopción de estilos de vida se convierte en una forma de expresar quiénes son y qué es lo que realmente valoran. En este caso la identidad es definida a partir de las posesiones materiales y el mismo acto de consumir. Por tanto, la autoestima se encuentra estrechamente ligada a lo que poseen y muestran. Este estilo revela la ausencia de pensamiento crítico. Se considera que el marketing y la publicidad influyen mucho en las decisiones del “homo consumus”.
  5. En cuarto lugar, el consumo desmedido genera un innegable impacto ambiental y social. Con ello se pretende sostener que el consumismo entendido en dichos términos, puede producir un impacto negativo significativo en el medio ambiente y la sociedad en general. Esta conducta puede agravar algunos problemas como la sobreexplotación de recursos naturales, la generación de residuos (externalidades) y la desigualdad social. Existe un evidente desprecio e irreflexión por el impacto ambiental y social generado a consecuencia del consumo excesivo e innecesario. Es posible que no consideren el verdadero valor u origen de lo que compran

La importancia de profundizar sobre esta categoría es porque brinda información relevante sobre la relación del consumo con el individuo en un entorno social y digital saturado de mensajes de marketing y bienes fácilmente disponibles. Esto debe conducir a reflexionar sobre los propios patrones de consumo y si están impulsados por necesidades genuinas o presiones sociales.

Si bien este concepto puede parecer demasiado simplista y no captura todo el espectro del comportamiento del consumidor, es crucial para comprender ciertos comportamientos y tendencias en el mercado y la economía. Asimismo, tampoco hay que considerar que los consumidores son víctimas de un sistema que los induce a consumir innecesaria e incesantemente producto de campañas de manipulación en redes sociales y los medios, pues existe responsabilidad en cada uno. La elección individual se hace a expensas de ignorar impactos perfectamente conocidos. Sin embargo, no se puede desconocer la injerencia del entorno mediático y social que promueve el consumo excesivo a temprana edad.

Esto último es evidente por el bombardeo constante de publicidad no solicitada mientras de opera algún dispositivo con acceso a internet. La intromisión del propio espacio personal y la información privada en poder de compañías de marketing digital y de consumo masivo expone a cientos de millones de personas a bienes y servicios cada vez más personalizados, que se basa en la obtención de datos ilegítima personales desde los que se conocen perfectamente las preferencias del consumidor. Ello supone una invasión o violación inaceptable en muchos sentidos, y fundamenta de cierto modo la existencia de campañas de manipulación.

Impacto del consumismo en el medio ambiente y la sociedad

El consumismo tiene profundas implicaciones tanto en el medio ambiente como en la sociedad. Por un lado, el consumo excesivo de recursos naturales, la generación de residuos y la producción masiva de bienes tienen un impacto devastador en los ecosistemas globales, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad, una mayor contaminación y al cambio climático. Por otro lado, el consumismo también influye en la desigualdad social, el endeudamiento y la insatisfacción personal, creando un ciclo de consumo insostenible que afecta negativamente a la calidad de vida de las personas y a la equidad social.

Cultura del consumo y construcción de identidad

La cultura del consumo juega un papel crucial en la construcción de la identidad personal y social. A través de la publicidad, las marcas y los medios de comunicación, se promueve una imagen idealizada de la felicidad y el éxito que se alcanza a través del consumo de productos y servicios. Las personas tienden a asociar su valía personal con su capacidad para adquirir bienes materiales, lo que puede llevar a un consumo excesivo y a una búsqueda constante de gratificación material. Este fenómeno puede tener efectos negativos en la autoestima y la salud mental de las personas, perpetuando un ciclo de insatisfacción y búsqueda de validación externa a través del consumo.

d) Homo responsabilis

i. Origen y definición del término

“Homo responsabilis” es una frase latina que se traduce como “ser humano responsable”. Esta expresión resume la noción de que la humanidad tiene una profunda responsabilidad hacia sí misma, el mundo natural y las generaciones futuras. Va más allá de la mera responsabilidad individual y enfatiza la responsabilidad colectiva de la humanidad de actuar de manera que garantice el bienestar del planeta y sus habitantes, tanto presentes como futuros, lo que encaja perfectamente con el concepto de sostenibilidad.

El término surgió en el siglo XX, ganando prominencia en los discursos filosóficos y éticos en medio de crecientes preocupaciones sobre la degradación ambiental, las desigualdades sociales y los desafíos del desarrollo global. Si bien el concepto se remonta a tradiciones filosóficas anteriores, este ganó especial atención en la segunda mitad del siglo XX.

El concepto tiene un profundo significado en el ámbito de la ética y la responsabilidad individual y social. Su origen no está ligado a una fuente específica, como un autor o una obra, sino que surge de la necesidad de describir a un tipo de ser humano que se caracteriza por su responsabilidad en todas sus acciones y decisiones. En ese sentido, representa a individuos que reconocen su capacidad para influir en el curso de sus vidas y en el mundo que los rodea, y que asumen la responsabilidad de hacerlo de manera ética y comprometida con el bienestar de todos. Ergo, se puede colegir como una expresión que destaca la capacidad y la disposición de los individuos para asumir las consecuencias de sus acciones y decisiones, tanto a nivel personal como colectivo.

ii. Principales contribuyentes a la noción de Homo responsabilis

La idea de “homo responsabilis” representa un llamado más amplio para que la humanidad adopte un enfoque más responsable hacia nuestro planeta, nuestras sociedades y nuestro propio bienestar, la cual fue construida a partir de las contribuciones de varios pensadores cuyos aportes se reseñan a continuación.

Contribuyentes notables:

§ En primer lugar se tiene a Hans Jonas (1903–1993), filósofo y especialista en ética alemán, Jonas es considerado un pionero en el concepto de “la responsabilidad del futuro”. Su trabajo, en particular su libro “El imperativo de la responsabilidad” de 1979, en el que enfatizó las obligaciones éticas que tenemos para con las generaciones futuras. Jonas particularmente sentó las bases para el concepto de “homo responsabilis” como un ser humano responsable que considera las implicaciones a largo plazo de sus acciones.

§ Bernard Lonergan (1904–1974), sacerdote, teólogo y filósofo jesuita canadiense, destacó por explorar el concepto de “toma de decisiones responsable” y la necesidad de un cambio en la conciencia humana hacia una perspectiva más global y orientada al futuro. Las ideas de Lonergan ayudaron a la considerar la noción de “homo responsabilis” como un individuo que toma decisiones informadas que consideran el impacto más amplio en la sociedad y el planeta.

§ Por su parte, Ernst Bloch (1885–1977), filósofo alemán, acuñó el concepto de “esperanza utópica” para enfatizar la importancia de imaginar un futuro mejor y actuar responsablemente para lograrlo. Sostuvo que la humanidad tiene la responsabilidad de luchar por un mundo más justo, equitativo y sostenible.

§ Leonardo Boff (1935-presente), fraile, teólogo y filósofo franciscano brasileño, centró su trabajo en la denominada ecoteología y la relación ética entre los humanos y el mundo natural. En su obra aboga por una “cultura de la responsabilidad” que reconozca la interconexión de todos los seres vivos y la necesidad de proteger el medio ambiente.

§ Finalmente, Hans Küng (1928–2021), teólogo católico suizo, exploró la relación entre religión y ética, enfatizando la importancia de la responsabilidad global y el diálogo interreligioso para abordar los desafíos globales.

Estos pensadores realizaron contribuciones significativas al desarrollo del concepto, por lo que se reconoce su papel en un discurso intelectual colectivo que involucró a varios pensadores, activistas y movimientos a lo largo del siglo XX. El concepto refleja en la actualidad una creciente conciencia de la interconexión de la humanidad, el mundo natural y la necesidad de un enfoque más responsable hacia nuestro planeta y sus habitantes.

iii. Características más relevantes

Entre las características centrales que se asocian con el concepto se tiene las siguientes:

§ Responsabilidad individual, pues los “homo responsabilis” reconocen que son responsables de sus propias acciones y decisiones, y están dispuestos a enfrentar las consecuencias de las mismas. El “homo responsabilis” es responsable de sus acciones y además se esfuerza por lograr la transparencia en sus procesos de toma de decisiones. Estos sujetos reconocen la necesidad de ser responsables sobre su impacto en el mundo y están abiertos al escrutinio y la retroalimentación.

§ Se considera que poseen una elevada conciencia ética que guía sus acciones, ya que no solo consideran sus propios intereses, sino también el impacto que sus decisiones pueden tener en los demás y en el mundo en general, tanto presentes como futuras, y se esfuerzan por actuar de una manera que promueva la justicia, la equidad y la equidad. El “homo responsabilis” toma decisiones basadas en principios éticos, priorizando el bien común sobre el beneficio individual. Posee una profunda conciencia de la interconexión de todos los seres vivos y el delicado equilibrio de los ecosistemas. Entiende las consecuencias de sus acciones y el impacto que tienen en el medio ambiente y la sociedad.

§ Estos individuos tienen un compromiso con el bien común, lo que implica que se involucran con el bienestar y el desarrollo de la sociedad en su conjunto, y están dispuestos a contribuir de manera activa, significativa y positiva a la construcción de un mundo mejor. El “homo responsabilis” se involucra activamente en abordar los desafíos globales y asume la responsabilidad de su papel en la creación de un mundo más sostenible y equitativo. En tal sentido participan en iniciativas que promueven la protección ambiental, la justicia social y el desarrollo sostenible.

§ Poseen una autonomía y libertad responsable, a diferencia del “homo consumus”, pues entienden perfectamente que estas deben ejercerse de manera responsable, respetando los derechos y libertades de los demás y actuando en armonía con los principios éticos y morales, lo implica hacerse responsable por las consecuencias de sus acciones y los impactos que generan.

§ Empoderamiento y acción, esto implica que los “homo responsabilis” se sienten lo bastante empoderados para hacer cambios positivos en sus vidas y en el mundo que los rodea, y están dispuestos a tomar medidas concretas para lograr sus objetivos y contribuir al bien común. El “homo responsabilis” exhibe previsión y planificación, considerando las implicaciones a largo plazo de sus decisiones y acciones. Reconocen la necesidad de actuar de manera sostenible, garantizando que sus decisiones no comprometan el bienestar de las generaciones futuras.

iv. Importancia del término

El concepto de “homo responsabilis” tiene una gran importancia para abordar los complejos desafíos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI. Estos exigen un cambio de paradigma en el pensamiento y comportamiento humanos, yendo más allá de una visión del mundo puramente antropocéntrica hacia un enfoque más holístico y responsable con el planeta, las distintas especies y sus habitantes.

Al adoptar los principios del “homo responsabilis”, se puede empezar a trabajar colectivamente para crear un futuro más sostenible, justo y equitativo para todos. Es un llamado a la acción para que individuos, comunidades y gobiernos asuman la responsabilidad de sus acciones y trabajen juntos para garantizar el bienestar del planeta y sus habitantes para las generaciones venideras.

El término sirve entonces como un poderoso recordatorio de la responsabilidad colectiva de la especie humana de actuar de una manera que garantice el bienestar del planeta y sus habitantes, tanto presentes como futuros. Esto representa un claro e inconfundible llamado a la acción para que individuos, comunidades y gobiernos adopten un enfoque más sostenible, justo y equitativo de relación con el mundo.

e) Homo sustinens

i. Origen y definición. –

Se trata de un concepto alternativo elaborado por el economista alemán Bernd Siebenhüner (2000). Este se traduce del latín como “el hombre sostenible” y representa un modelo teórico de ser humano que prioriza la sostenibilidad y la vida en armonía con el medio ambiente.

Se refiere esencialmente a un tipo de ser humano que se caracteriza por su capacidad para sostenerse a sí mismo o para mantenerse en equilibrio. El término proviene del latín ‘sustinere’, que significa “soportar, soportar o mantenerse en pie”. El concepto se sustenta en descubrimientos de la biología evolutiva, la neurobiología y la psicología, y tiene como objetivo crear una base antropológica más realista y deseable para la sostenibilidad. El término se utiliza en el contexto de la sostenibilidad, especialmente en relación con la forma en que los individuos interactúan con su entorno y con los recursos naturales.

El “homo sustinens” se diferencia de otros conceptos como el “homo economicus”, que se centra en el comportamiento humano en términos de maximización de utilidad económica, y el “homo consumus”, que se enfoca en el consumismo desmedido y en la cultura del consumo. Se le atribuyen habilidades de cooperación, comunicación, aprendizaje continuo y responsabilidad moral.

ii. Características del homo sustinens. –

El “homo sustinens” se caracteriza por el aprendizaje social, la responsabilidad moral y las dimensiones sociales de la existencia humana, como la cooperación, la comunicación y el altruismo. A continuación se presentan algunos elementos clave sobre el “homo sustinens”:

§ Pone énfasis en la sostenibilidad[1], ya que se caracteriza por la toma de decisiones conscientes del impacto ambiental y la búsqueda del equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del planeta. Este reconoce la importancia de preservar los recursos naturales y los ecosistemas en los que dependemos para nuestra supervivencia. Por lo que adopta prácticas que minimizan el impacto ambiental, como el uso eficiente de la energía, la reducción de residuos y la conservación de la biodiversidad.

§ Busca un equilibrio entre sí mismo y la naturaleza a diferencia del enfoque del “homo economicus”, que a menudo privilegia el beneficio individual sin considerar las consecuencias ambientales y sociales, el homo sustinens busca un equilibrio armonioso entre las necesidades humanas y la preservación de los recursos naturales.

§ Posee resiliencia y adaptabilidad ante los desafíos ambientales y sociales, el homo sustinens muestra una capacidad de adaptación y resiliencia. Busca soluciones creativas y sostenibles para enfrentar los problemas, tanto a nivel individual como comunitario, fomentando la autonomía y la capacidad de recuperación.

§ Demuestra responsabilidad y compromiso, toda vez que asume la responsabilidad personal y colectiva en la construcción de un futuro sostenible. Se compromete a tomar decisiones informadas y éticas que contribuyan a la preservación del medio ambiente y al bienestar de las generaciones presentes y futuras.

En contraste con el “homo economicus”, el “homo sustinens” se plantea como un modelo alternativo al homo economicus, que tradicionalmente representa a un individuo puramente racional que maximiza su beneficio personal. El arquetipo bajo comentario representa un enfoque humano más equilibrado y consciente en relación con el entorno natural, promoviendo la sostenibilidad y la armonía entre el ser humano y la naturaleza.

iii. Aplicación del concepto

El modelo de homo sustinens se utiliza principalmente en economía ecológica y salud pública. Sirve para promover la idea de que la toma de decisiones económicas y de salud pública debe considerar las consecuencias a largo plazo para el medio ambiente y el bienestar social.

Durante mucho tiempo la economía promovió la concepción del “homo economicus” como la más lograda definición del ser humano y de la descripción de su comportamiento, sin embargo, dadas las graves deficiencias analíticas, conductuales y normativas que presenta, se planteó una concepción diferente basada en el concepto de sostenibilidad y en los hallazgos de la biología evolutiva y el campo de las neurociencias. Esta nueva idea sirve a los objetivos e intereses de la rama de la economía ecológica para considerar la dimensión social de la existencia humana, así como los aspectos emocionales y evolutivos, a diferencia de la noción de hombre económico exclusivamente individualista, egoísta y racional que plantea el concepto del “homo economicus”. Siebenhüner considera que se prestó poca atención a la concepción subyacente de los seres humanos como seres sociales y morales. Así, la responsabilidad moral parece ser un determinante importante de la acción humana debido a la historia de los seres humanos como seres que viven en comunidad. La concepción de “homo sustinens” proporciona elementos que enfatizan el aprendizaje individual y social para el desarrollo sostenible.

En síntesis, el concepto de homo sustinens representa un enfoque holístico y consciente hacia la relación entre el ser humano y la naturaleza, priorizando la sostenibilidad y la armonía en todas las interacciones con el entorno natural y social.

f) Homo sustentabilis

i. Origen y definición. –

El término “homo sustentabilis” se usa para describir un tipo de ser humano que está orientado hacia la sostenibilidad en todas sus acciones y comportamientos. Este concepto nace en el ámbito de la economía circular y la responsabilidad social e implica una conciencia profunda y un compromiso activo con la preservación del medio ambiente, la equidad social y la viabilidad económica, con el objetivo de garantizar el bienestar de las generaciones presentes y futuras (Marques AD et al., 2020).

En el ámbito del discurso de la sostenibilidad, el concepto de “homo sustentabilis” emerge como una esperanza que representa a un individuo que se esfuerza activamente por vivir en armonía con la naturaleza, minimizando su impacto ambiental y promoviendo prácticas sostenibles. Este concepto resume un cambio de paradigma en el comportamiento humano, abogando por un enfoque consciente y responsable de las interacciones humanas en el planeta. Por tanto, representa un modelo aspiracional o ideal humano que busca vivir en armonía con la naturaleza y sus semejantes, adoptando para ello un enfoque integral y responsable hacia la sostenibilidad en todas las facetas de la experiencia humana.

ii. Características principales. –

A continuación se presentan algunas características que se vinculan con el concepto de “homo sustentabilis”:

§ Presenta una alta conciencia ambiental: Los “homo sustentabilis” poseen una comprensión profunda de los problemas ambientales globales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la degradación del medio ambiente. Por lo tanto, están plenamente comprometidos con la protección y conservación de los recursos naturales. Este rasgo no solo implica estar informado sobre los problemas ambientales, sino también comprender profundamente sus causas y consecuencias. Estos individuos están muy comprometidos con la preservación de los ecosistemas naturales y la protección de la flora y fauna.

§ Exhiben un comportamiento responsable, por lo que adoptan un estilo de vida consciente y consecuente con sus principios, tomando decisiones que minimizan su impacto ambiental y promueven la sostenibilidad. Esto puede incluir prácticas como la reducción del consumo de recursos, el reciclaje, el uso de energías renovables y la preferencia por productos ecológicos. Los “homo sustentabilis” adoptan prácticas cotidianas que reflejan su fiel y cabal compromiso con la sostenibilidad. Esto incluye decisiones conscientes sobre el consumo de recursos, como reducir el uso de plásticos de un solo uso, reciclar y compostar, así como también preferir medios de transporte más sostenibles, como caminar, andar en bicicleta o utilizar el transporte público.

§ Persiguen la equidad social al reconocer la estrecha interrelación entre el medio ambiente y la sociedad, y abogan por la justicia social y la equidad en todas sus acciones. Intentan promover la inclusión, la igualdad de oportunidades y el respeto a los derechos humanos en todas las comunidades. Esta particularidad implica reconocer que la sostenibilidad no solo se trata del medio ambiente, sino también de las personas. Los “homo sustentabilis” son defensores de la justicia social y la igualdad de oportunidades para todos. Asimismo, abogan por la eliminación de las disparidades económicas y sociales, trabajando para crear comunidades más inclusivas y resilientes.

§ Practican un modelo de economía sostenible al apoyar modelos económicos que buscan el desarrollo sostenible, como la economía circular, el comercio justo y la inversión en energías limpias. Entienden perfectamente que la prosperidad económica debe estar en sintonía con la protección del medio ambiente y el bienestar social. Los “homo sustentabilis” apoyan modelos productivos que tratan de equilibrar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente y el bienestar social. Esto los conduce a respaldar empresas que operan de manera ética y sostenible, invertir en proyectos de energía renovable y apoyar políticas públicas que promueven la equidad económica y la justicia social.

§ Compromiso con la educación y la sensibilización sobre la importancia de la sostenibilidad. Los “homo sustentabilis” comparten su conocimiento y experiencia con otros, promoviendo la toma de conciencia y la acción colectiva para abordar los desafíos ambientales y sociales. Estas personas reconocen la importancia de la educación y la sensibilización como herramientas para el cambio. Además participan activamente en iniciativas de divulgación, como charlas, talleres y campañas de sensibilización, para inspirar a otros a adoptar un estilo de vida más sostenible.

En conjunto, estas características delinean un perfil humano comprometido con la construcción de un futuro más sostenible y equitativo para todos. El “homo sustentabilis” no solo reconoce los grandes desafíos que enfrenta la sociedad, sino que también se compromete activamente a ser parte de la solución, integrando la sostenibilidad en todas las facetas de su vida y promoviendo un cambio positivo en su entorno.

iii. Homo Sustentabilis como cambio de paradigma en el comportamiento humano

La aparición del “homo sustentabilis” significa una transformación crucial en el comporta-miento humano, marcando un alejamiento del modelo tradicional de consumo desenfre-nado y desprecio por las consecuencias medioambientales y sociales. Este cambio está impulsado por un reconocimiento cada vez mayor entre las generaciones más jóvenes de la interconexión del bienestar humano y la salud planetaria.

iv. Elementos impulsores clave del movimiento “homo sustentabilis”:

  • La crisis medioambiental que comprende el cambio climático, contaminación, y escasez de recursos (agua, energía y alimentos), ha servido como llamada de atención, incitando a las personas a buscar soluciones sostenibles de largo plazo.
  • El abrumador consenso científico sobre la naturaleza afectada por el hombre ha alimentado un sentido de urgencia y un llamado a la acción por parte de Gobiernos, organismos internacionales, empresas y actores de la sociedad civil.
  • El mayor acceso a la información y la educación ha permitido a las personas comprender las consecuencias ambientales de sus acciones, lo que lleva a una creciente demanda de alternativas sostenibles.

v. El impacto positivo del “homo sustentabilis”

La adopción de los principios del “homo sustentabilis” puede generar multitud de resultados positivos:

§ Reducción de impactos ambientales y sociales al controlar y minimizar el consumo, adoptar prácticas sostenibles, y apoyar a las empresas ecológicas, el “homo sustentabilis” puede reducir significativamente su huella ambiental.

§ Una mayor conservación de recursos por medio de esfuerzos conscientes de consumo y reducción de residuos pueden ayudar a conservar valiosos recursos naturales, y garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras.

§ Preservación de ecosistemas mediante la adopción de prácticas sostenibles. Estas acciones pueden ayudar a proteger la biodiversidad, mantener la salud del ecosistema, y mantener el delicado equilibrio de la naturaleza.

§ Incrementar el bienestar humano a través de un medio ambiente limpio y saludable. Esta acción contribuye a mejorar la salud pública, reducir los costos de atención médica, y una tener mejor calidad de vida.

vi. Semejanzas y diferencias entre el “homo sustentabilis” y “homo sustinens”

Tanto el “homo sustentabilis” como el “homo sustinens” comparten el objetivo de promover un estilo de vida sostenible y equilibrada para garantizar la supervivencia humana y el bienestar de las generaciones presentes como futuras. Sin embargo, existen algunas diferencias clave entre ambos conceptos:

6.1. Semejanzas

Ambos conceptos están arraigados en la idea de promover un estilo de vida y comportamiento humano que priorice la sostenibilidad. Tanto el homo sustinens como el “homo sustentabilis” reconocen la importancia de adoptar prácticas que minimicen el impacto ambiental y promuevan la conservación de los recursos naturales para asegurar un futuro sostenible. También reconocen la interconexión entre el bienestar humano y la salud planetaria, buscando minimizar su impacto ambiental y promover prácticas sostenibles.

Por otro lado, tanto el homo sustinens como el “homo sustentabilis” enfatizan la responsabilidad individual y colectiva en la protección del medio ambiente y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Ambos modelos abogan por tomar decisiones informadas y éticas que contribuyan a la preservación del planeta. Estos modelos o arquetipos comprenden perfectamente las consecuencias a largo plazo de las acciones humanas y buscan proteger los recursos naturales para las generaciones futuras.

Finalmente, ambos modelos ponen énfasis en la importancia de reconocer que los asuntos de la sostenibilidad no solo se tratan del medio ambiente, sino también de las personas. Abogan en ese sentido por la equidad social, la inclusión y el respeto a los derechos humanos en todas las comunidades.

6.2. Diferencias

En el ámbito de la sostenibilidad, estos dos conceptos han cobrado relevancia. Si bien ambos comparten el objetivo de un futuro sostenible, representan enfoques y perspectivas distintas.

El homo sustinens se deriva del concepto de un ser humano que se mantiene en equilibrio con su entorno, mientras que el homo sustentabilis se refiere a un individuo que está orientado hacia la sostenibilidad en todas sus acciones y comportamientos. Mientras que el “homo sustinens” se centra en el equilibrio y la armonía con la naturaleza, el “homo sustentabilis” abarca un enfoque más amplio que también considera aspectos económicos, sociales y de salud pública.

Por su parte, el homo sustentabilis tiene un enfoque más integral que incluye aspectos económicos, sociales y de salud pública, además del enfoque ambiental. Por otro lado, el “homo sustinens” se centra principalmente en la relación entre el ser humano y la naturaleza, con menos énfasis en otros aspectos de la vida social y económica.

El homo sustentabilis destaca la importancia de la educación y la sensibilización sobre la sostenibilidad como herramientas para el cambio. Esto implica compartir conocimientos y experiencias para promover la toma de conciencia y la acción colectiva. En contraste, el “homo sustinens” se centra en el aprendizaje individual y social para el desarrollo sostenible, lo que sugiere un enfoque más práctico y orientado a la acción en la búsqueda de la sostenibilidad.

Aunque distintos en sus matices, estas dos categorías representan un cambio de paradigma hacia un futuro más sostenible. Ambos conceptos enfatizan la responsabilidad individual y colectiva, la justicia social y la armonía con el medio ambiente. La comprensión de sus similitudes y diferencias nos permite apreciar la riqueza y complejidad del enfoque hacia la sostenibilidad, y anima a adoptar un compromiso activo en la construcción de un futuro más próspero y equitativo.

La transición hacia un futuro sostenible requiere una comprensión profunda de los conceptos que la sustentan. Tanto el “homo sustinens” como el “homo sustentabilis”, en su conjunto, ofrecen una valiosa perspectiva sobre el papel del ser humano en la construcción de un planeta más armonioso y sostenible.

g) Homo integralis o universalis

El “homo integralis o universalis” representa una nueva conceptualización y es más amplia y completa que las anteriores sobre el rol, naturaleza y propósito del ser humano ya que abarca todas las dimensiones de su existencia y su relación con el mundo que lo rodea. Este término se plantea primordialmente para reflejar la noción de que los seres humanos no pueden ser entendidos de manera fragmentada, sino que deben ser considerados en su totalidad, incluyendo aspectos económicos, psicológicos, sociales, culturales, éticos y ambientales.

En la categoría de “homo universalis”, se reconoce fundamentalmente que los seres humanos son seres multidimensionales que interactúan con su entorno de manera compleja y diversa a lo largo del tiempo. Esta perspectiva busca superar las limitaciones de enfoques reduccionistas que solo consideran aspectos específicos del comportamiento humano, como el consumo (“homo consumens”) o la racionalidad económica (“homo economicus”), y en su lugar postula una comprensión integral que tenga en cuenta todas las facetas de la experiencia humana.

Las características principales de “homo integralis o universalis” incluyen las siguientes, a saber:

  1. Interconexión: Esta característica reconoce que todas las áreas de la vida humana están interconectadas y que las acciones individuales tienen repercusiones en múltiples aspectos de la sociedad y el medio ambiente. Por ejemplo, las decisiones económicas pueden afectar no solo el bienestar financiero de una persona, sino también el empleo, la distribución de recursos y la salud ambiental. Esta interconexión recuerda que el ser humano vive en un sistema complejo donde todo está interrelacionado, y que las soluciones a los problemas sociales y ambientales deben abordarse de manera holística.
  2. Completo: Al adoptar un enfoque integral, el “homo integralis o universalis” reconoce la importancia de considerar todas las dimensiones de la experiencia humana. Esto incluye aspectos económicos, psicológicos, sociales, culturales, éticos y ambientales. Al entender al ser humano en su totalidad, se puede comprender mejor las complejidades de su comportamiento y las interacciones entre diferentes aspectos de su vida. Por ejemplo, el bienestar psicológico de una persona puede estar influenciado por factores económicos, sociales, culturales, institucionales, morales y ambientales, y viceversa.
  3. Equilibrio: La búsqueda de un balance armonioso implica encontrar un punto medio entre las necesidades individuales y colectivas, así como entre el bienestar humano y la sostenibilidad del medio ambiente y las demás especies. Esto implica tomar decisiones que promuevan un desarrollo humano integral sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. El equilibrio también se refiere a la necesidad de encontrar un punto medio entre diferentes intereses y valores en la sociedad, fomentando la cooperación y el respeto mutuo.
  4. Conciencia: La conciencia y la responsabilidad social son fundamentales en la perspectiva del “homo integralis o universalis”. Esto implica tomar conciencia del impacto de las acciones humanas en el mundo natural y social, y asumir la responsabilidad de actuar de manera ética y sostenible. La conciencia permite tomar decisiones informadas y considerar las consecuencias a largo plazo de las acciones, tanto a nivel individual como colectivo.
  5. Adaptabilidad: La capacidad de adaptación es esencial en un mundo en constante cambio. El “homo integralis o universalis” reconoce la necesidad de adaptarse y evolucionar en respuesta a los cambios en el entorno social, cultural, político, económico, institucional y ambiental. Esto implica estar abiertos al cambio, aprender de nuestras experiencias y buscar soluciones innovadoras ante los desafíos que enfrenta la sociedad humana. La adaptabilidad permite aprovechar las oportunidades emergentes y superar los obstáculos que puedan surgir en el camino hacia un desarrollo humano integral y sostenible.

En conjunto, estas características del “homo integralis o universalis” brindan una visión más completa y holística del ser humano y su relación con el mundo que lo rodea. Al reconocer la interconexión de todas las áreas de la vida humana, la importancia de considerar todas las dimensiones de la experiencia humana, la necesidad de encontrar un equilibrio armónico entre diferentes intereses, posiciones y valores, la importancia de la conciencia y la responsabilidad social, y la capacidad de adaptación ante los cambios, se puede aspirar a un desarrollo humano más equilibrado y sostenible en armonía con el entorno natural y social.

Este último arquetipo representa una visión integral y comprensiva del ser humano que reconoce su complejidad y diversidad, y busca promover un desarrollo humano equilibrado y sostenible en armonía con el entorno natural y social. El “homo integralis o universalis”, en ese sentido, reúne diferentes aspectos positivos de los diferentes enfoques o términos (homo economicus, homo psicologicus, homo consumus, homo responsabilis, homo sustinens y homo sustentabilis), abordando la complejidad del ser humano y su relación con el entorno de manera integral. Sin embargo, su implementación puede ser desafiante debido a la necesidad de coordinación y colaboración entre diversos actores y la consideración de múltiples dimensiones en la toma de decisiones.

Cuadro N° 1: Comparación entre homo economicus, homo psicológico, homo consumus o consumens, homo responsabilis, homo sustinens, homo sustentabilis y homo integralis o universalis

Tipo de homo

Enfoque y características

Relevancia actual y para la sostenibilidad

Homo Economicus

Maximización de la utilidad económica y el beneficio individual. Enfoque puramente racional y egoísta.

Enfoque poco sostenible ya que no considera las consecuencias sociales o ambientales de las acciones. Puede conducir a la sobreexplotación de recursos y la degradación del medio ambiente. No es adecuado para las circunstancias actuales donde se necesita un enfoque más equilibrado y sostenible.

Homo Psicológico

Considera los aspectos psicológicos del comportamiento humano en la toma de decisiones.

Importante para entender las motivaciones y percepciones que impulsan el comportamiento humano, lo que puede ser útil para diseñar estrategias para promover comportamientos sostenibles. Su relevancia actual radica en su capacidad para influir en la adopción de hábitos y comportamientos más sostenibles mediante la comprensión de los factores psicológicos que influyen en las decisiones.

Homo Consumus

Enfoque en el consumismo desmedido y la cultura del consumo. Prioriza la adquisición de bienes y servicios sin considerar la sostenibilidad.

No es adecuado para las circunstancias actuales ya que promueve un estilo de vida basado en el consumo excesivo, lo que puede tener un impacto negativo en el medio ambiente debido a la sobreexplotación de recursos naturales y la generación de residuos. Por tanto, se precisa un enfoque más equilibrado y sostenible que promueva prácticas de consumo responsables.

Homo Responsabilis

Enfoque en la responsabilidad individual y colectiva en la protección del medio ambiente y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

Relevante para promover una cultura de responsabilidad ambiental y fomentar la participación activa en la protección del medioambiente. Su importancia radica en su capacidad para generar conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad y motivar acciones concretas para abordar los desafíos ambientales y sociales.

Homo Sustinens

Prioriza la sostenibilidad y la vida en armonía con el medio ambiente. Se caracteriza por adoptar prácticas que minimizan el impacto ambiental y promueven la cooperación y la responsabilidad moral.

Importante para buscar un equilibrio entre las necesidades humanas y la preservación de los recursos naturales. Su relevancia actual radica en su capacidad para promover un estilo de vida más consciente y sostenible que asegure la salud del planeta para las generaciones futuras.

Homo Sustentabilis

Orientado hacia la sostenibilidad en todas sus acciones y comportamientos. Promueve prácticas sostenibles y la equidad social.

Esencial para promover prácticas sostenibles y equitativas que aborden los desafíos ambientales y sociales. Su relevancia actual radica en su capacidad para integrar la sostenibilidad en todas las facetas de la vida humana y promover un cambio positivo en la sociedad hacia un futuro más sostenible y equitativo.

Homo Integralis o Universalis

Considera todas las dimensiones de la existencia humana y su relación con el mundo que lo rodea. Busca un equilibrio armonioso entre las necesidades individuales y colectivas, así como entre el bienestar humano y la sostenibilidad del medioambiente.

Sería el más adecuado para las circunstancias actuales y la sostenibilidad ya que reconoce la complejidad del ser humano y su interacción con el entorno, abarcando aspectos sociales, económicos, ambientales y psicológicos. Permite diseñar estrategias multidimensionales para promover un desarrollo sostenible y equitativo.

Elaboración propia (2024)

vi. Comentario final (Conclusión)

El “homo integralis o universalis” emerge como un arquetipo sumamente relevante y completo en el contexto actual, donde la sostenibilidad y la comprensión holística de la vida humana son esenciales. Su enfoque multifacético abarca todas las dimensiones de la existencia, reconociendo la intrincada interconexión entre los aspectos sociales, culturales, económicos, ambientales, institucionales y psicológicos de la experiencia humana.

En un mundo marcado por la interdependencia y la complejidad creciente, donde los desafíos como el cambio climático, la desigualdad social y la degradación ambiental requieren soluciones integradas, el enfoque del “homo integralis o universalis” puede ofrecer una perspectiva interesante. Al considerar la economía, la psicología, la cultura, la ética y el medio ambiente de manera conjunta, este enfoque permite comprender mejor la raíz de los problemas y diseñar estrategias más efectivas y sostenibles para abordarlos.

Además, el “homo integralis o universalis” busca un equilibrio armonioso entre las necesidades individuales y colectivas, reconociendo que el bienestar humano está intrínsecamente ligado a la salud del planeta. Este enfoque refleja una profunda comprensión de la interdependencia entre el ser humano y la naturaleza, y la necesidad de promover un desarrollo que respete y proteja ambos.

En conclusión, el “homo integralis o universalis” ofrece un marco sólido y completo para promover la sostenibilidad y el bienestar humano en su conjunto. Su capacidad para integrar diferentes perspectivas y dimensiones de la experiencia humana lo hace especialmente relevante y efectivo para abordar los complejos desafíos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.

viii. Recomendaciones para transitar hacia el “homo integralis o universalis”

La transición hacia un mundo donde “homo integralis o universalis” sea el referente, modelo o norma dentro del modelo económico de la Economía Sostenible de Mercado (ESM) requiere necesariamente de un enfoque multiactor, intercultural, polifacético y multitemático que abarque esfuerzos individuales, sociales y globales.

7.1. A nivel individual:

Se requiere fomentar una comprensión profunda de la interconexión de todos los aspectos de la vida, los principios de sostenibilidad y el concepto de “homo integralis o universalis” es esencial. Esto se puede lograr a través de la educación formal, campañas de concienciación pública e iniciativas de participación comunitaria.

Además se debe incentivar el desarrollo del pensamiento crítico en las personas para que tengan la capacidad de analizar problemas complejos, identificar causas fundamentales y desarrollar soluciones innovadoras que consideren todas las dimensiones del problema. Esto se puede fomentar a través del aprendizaje vivencial, ejercicios de pensamiento creativo y exposición a diversas perspectivas.

Asimismo, se debe alentar a las personas a tomar decisiones informadas y éticas que consideren las consecuencias a largo plazo de sus acciones y el bienestar de los demás. Esto es fundamental y se puede alcanzar a través de la educación ética, el modelado de roles y la creación de espacios y oportunidades para la reflexión personal e interpersonal.

7.2. A nivel social:

Crear marcos políticos de apoyo que promuevan prácticas sostenibles, fomenten la equidad social y fomenten una cultura de responsabilidad. Esto incluye políticas relacionadas con la educación, la atención médica, la protección del medio ambiente y el desarrollo económico.

También se requiere cambiar las normas sociales y promover valores que se alineen con los principios de “homo integralis o universalis” es esencial. Esto se puede lograr a través del discurso público, la promoción de las artes y los medios de comunicación, y las iniciativas de participación comunitaria.

Finalmente, se debe promover la colaboración entre gobiernos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y personas para abordar los desafíos complejos. Esto se puede facilitar a través de plataformas de diálogo, el desarrollo de iniciativas conjuntas y la identificación de objetivos compartidos entre los diferentes grupos que conforman la sociedad.

7.3. A nivel global:

Buscar el apoyo de la cooperación internacional y los acuerdos que promueven el desarrollo sostenible, aborden los desafíos globales y defiendan los derechos humanos. Esto se puede realizar a través de organizaciones multilaterales, tratados internacionales e iniciativas globales.

Facilitar el intercambio de conocimientos, mejores prácticas y tecnologías innovadoras entre fronteras es indispensable para acelerar el progreso hacia un futuro sostenible y equitativo. Esto se puede lograr a través de la creación de asociaciones internacionales, fomentar colaboraciones en investigación y habilitar programas para el desarrollo de capacidades.

Finalmente, se deben abordar las desigualdades globales y promover la justicia social. Abordar las desigualdades globales, garantizar el acceso a las necesidades básicas y promover la justicia social es necesario para crear un mundo donde los principios y valores de “homo integralis o universalis” puedan prosperar. Esto requiere de mucha cooperación internacional, intervenciones específicas de la comunidad y un compromiso irrenunciable con los derechos humanos.

Referencias:

- Marques, AD, Marques, A. & Ferreira, F. Homo Sustentabilis: economía circular y nuevos modelos de negocio en la industria de la moda. Aplica SN Ciencia. 2, 306 (2020). https://doi.org/10.1007/s42452-020-2094-8

- Siebenhüner, B. (2000). Homo sustinens — Towards a new conception of humans for the science of sustainability. Ecological Economics. 32. 15–25. 10.1016/S0921–8009(99)00111–1.

Notas:

[1] El homo sustinens está consciente del impacto de sus acciones en el medio ambiente y en las generaciones futuras. Por lo tanto, adopta un enfoque proactivo hacia la conservación y la protección del entorno natural, promoviendo la educación ambiental y la sensibilización sobre los problemas ambientales.

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Cesar Reyna Ugarriza

Creador de la Negociación Integrativa Transformadora Intercultural (NITI) y de la Teoría del Relacionamiento Intercultural... Correo: cesarreyna78@gmail.com