TEORÍA GENERAL DE LA INFORMALIDAD (primera parte)

Cesar Reyna Ugarriza
20 min readAug 29, 2020

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Por César Reyna Ugarriza*

En el presente ensayo se pretende esbozar las bases de una explicación completa y plausible sobre el fenómeno de la informalidad, presentando una definición general de lo que se entiende por informalidad, sus orígenes o antecedentes, un marco teórico y las principales causas de la informalidad, efectos o consecuencias sobre el Estado, el mercado y la sociedad, sus características esenciales como objeto de estudio, así como remedios o soluciones tentativas para combatirla o reducirla, además de algunas conclusiones.

Es preciso aclarar que esta investigación no parte de una visión lírica o romántica de la informalidad, sino más bien de una aproximación exhaustivamente crítica debido a que se trata de un fenómeno indeseable o distorsionador de las distintas dimensiones y niveles en los que interactúa o participa el ser humano. Bajo ese enfoque se busca aclarar la confusión conceptual sobre la misma y desterrar los vacíos que existen en la literatura académica elaborada a la fecha.

Las consideraciones aquí vertidas trascienden el ámbito conceptual y argumentativo que distintas explicaciones han intentado brindar a lo largo del tiempo para explicar el origen de la informalidad en el mercado laboral y productivo, concentrando su mirada en aspectos muy concretos de la realidad, pero dejando de lado que su análisis solo se dirige a la punta del iceberg que representa el problema de la informalidad, y no al resto del iceberg.

Por ello, en este trabajo introducimos algunas de las leyes que explican el origen y la naturaleza del fenómeno la informalidad, así como las leyes que rigen su estructura, dinámica o funcionamiento e interrelación con la realidad.

* Autor: César Daniel Reyna Ugarriza, Consultor en temas económicos y sociales. Fecha: Agosto de 2020 (Lima, Perú)

Temario:

I - Definición y naturaleza de la informalidad . -

II - Antecedentes u orígenes .-

III - Marco Teórico y Causas de la informalidad . -

IV - Características principales .-

V - Consecuencias sobre el Estado, la economía y la sociedad .-

VI - Posibles remedios o soluciones .-

VII - Conclusiones .-

I - Definición y naturaleza de la informalidad . -

En principio resultante complicado definir la informalidad [ 1 ] no solo por la variedad de conceptos o nociones que intentan explicarla desde distintas aristas o disciplinas académicas, sino por la evolución misma del fenómeno. No obstante, intentaremos abordarla de la manera más precisa posible.

La informalidad, a nuestro juicio, es un complejo fenómeno cultural que se manifiesta de manera tan diversa y transversal en las actividades humanas, sean estas productivas o no. La informalidad, en ese sentido, opera en distintos niveles como el social, político, económico y, naturalmente, cultural, donde tiene precisamente su origen y del cual hablaremos más adelante. Por eso podemos afirmar que se trata de un fenómeno multidimensional al determinar el desenvolvimiento o desarrollo de los niveles antes mencionados. Pero además posee distintas causas (es multicausal) 2 ] que explican su origen [ 3 ] , las que a la vez lo retroalimentan, convirtiéndose estas también en algunas de sus más variadas consecuencias.

En ese orden de ideas, el columnista del portal El Montonero, Tino Santander, revela que:

La informalidad no es solo marginalidad laboral y económica. Es un modo de pensar, sentir y actuar extendido en la sociedad peruana. (…) “El sistema político peruano es informal. Vivimos en una democracia chicha y con instituciones débiles que nadie respeta. Mientras la informalidad cogobierne el país será difícil erradicarla [4] .

Para el DRAE, el vocablo informal admite cuarto acepciones, a saber:

1. adj. Que no guarda las formas y reglas prevenidas.

2. adj. No convencional.

3. adj. Dicho de una persona: Que en su porte y conducta no observa la gravedad y puntualidad.

4. Vendedor ambulante (Perú).

De esta definición oficial, a partir de las dos primeras acepciones, tenemos claro que el adjetivo informal se emplea normalmente para calificar a aquella persona o situación que no guarda las formas debidas -o simplemente no las respeta (nos referimos a los modos, reglas, normas o códigos). Lo informal, por tanto, se relaciona con lo irregular (no sujeto a convenciones), ya veces se lo vincula a lo ilícito o delictivo, debido, principalmente, a la delgada línea que separa la informalidad de la ilegalidad.

Esto último merece una aclaración especial porque no toda conducta o actividad informa-mal conduce, necesariamente, a la comisión de delitos, aunque durante el curso de esta investigación hemos identificado que la informalidad se convierte en un factor que incentiva o predispone a los individuos a cometerlos, siendo este uno de sus efectos más indeseados o nocivos para el mantenimiento del orden jurídico y la vigencia del Estado de derecho en la sociedad [ 5 ] .

La informalidad ha sido estudiada mayormente en el terreno de la economía, la sociología, la psicología conductual, la antropología, etc.; pero al tratarse de un tema tan complejo, debe comprendérsela o analizarse a partir de enfoques multidisciplinarios y sus distintas miradas y aproximaciones para develar o mostrar su naturaleza real. Ninguna rama científica se encuentra por sí sola habilitada para abocarse en su estudio integral y conocer o precisar, en última instancia, su esencia. De modo que solo echan-do mano de un conjunto de disciplinas es que se podrá contar con una comprensión cabal del fenómeno aquí presentado.

La gran dificultad que representa el entendimiento de la informalidad se debe, activo, que posee muchas facetas, por lo que no hay o no existe un solo tipo de informalidad. Solo bastaría mencionar unas cuantas actividades formales en la activi-dad económica, como por ejemplo la laboral, tributaria, comercial, minera, manufacturera, etc., para demostrar que todas presentan o tienen una contraparte informal con la cual coinciden o comparten dentro de la realidad. Es decir, a manera de efecto espejo o sombra, las actividades informales coexisten con las formales compitiendo muchas veces con estas, e interactuando regularmente de manera simbiótica.

Ahora bien, debemos preguntarnos qué es exactamente la informalidad.

¿Cómo se la definir si es eso posible siendo tan compleja?

En nuestro intento por definirla, consideramos que la informalidad es una estructura o megaestructura de tipo u cultural sobre la que se asientan dimensiones tales como la política, lo social, la economía y el orden legal, así como el propio Estado [6 ] . Pero además es un sistema de relaciones entre individuos, grupos e instituciones formales y no formales donde los valores, actitudes y comportamientos son laxos o flexibles, intercambiables, moldeables y transables. Puede definírsela también como un modo de ser o identidad particular de sujetos o personas que interactúan en la sociedad. Esta es, por cierto, transversal a todo ámbito o actividad humana en la mayoría de países en vías de desarrollo o emergentes en mayor o menor grado.

Para Loayza (2007):

La informalidad –una característica fundamental del subdesarrollo - se configura tanto a partir del modelo de organización socioeconómica heredado por economías en transición hacia la modernidad como a partir de la relación que establece el Estado con los agentes privados a través de la regulación, el monitoreo y la pro-visión de servicios públicos. Por ello, la informalidad debe ser entendida como un fenómeno complejo y multifacético[ 7 ] .

A partir de lo expuesto podemos adelantar tres características fundamentales de la informalidad, a saber: a) su multicausalidad al presentar distintas fuentes u orígenes que explican su nacimiento; b) su carácter multifacético o multidimensional al manifestar de muy diversas formas o maneras en distintos ámbitos o planos como el político, social, económico, legal, etc .; y, c) su multiefectividad generará un buen número de efectos, consecuencias, impactos o cambios –generalmente no deseados- sobre la realidad.

Entender la informalidad como una megaestructura o sistema de sistemas se representa en el siguiente figura:

FIGURA Nº 01 - RELACIÓN ENTRE MICROESTRUCTURA INFORMAL, MACROSISTEMAS Y EXOSISTEMA (ESTADO Y EMPRESAS PRIVADAS FORMALES

Fuente: elaboración propia (2020)

En el gráfico anterior el Exosistema formal está conformado por el Estado y parte del sector privado formal compuesto por empresas grandes y medianas, principalmente, otros sectores de la sociedad civil (universidades, ONGs, organizaciones religiosas), profesionales independientes, etc. Nótese que solo la parte exterior del círculo representa pura o estrictamente sector formal del país. Por contraposición, la parte del círculo que se encuentra comprendida dentro del círculo de la informalidad corresponde al Estado y al sector privado penetrados por la informalidad. En esa área se ubican precisamente los agentes privados y estatales que oscilan entre la formalidad y la informalidad.

Bajo la informalidad el individuo se forma y socializa en sus primeras etapas o estadios. Aprende a relacionarse con los demás a partir de la asimilación y repetición de conducción de hogar y prácticas en el seno del, vecindario, escuela, lugar de trabajo, etc. De ahí que cuestionemos el argumento que considera a la informalidad exclusivamente como una alternativa surgida de la falta de oportunidades, capital monetario, educación (capital humano), asistencia o apoyo estatal, entre otras causas. Tampoco sería privativo de la denominada economía informal las actividades productivas, comerciales, financieras y laborales que se realizan sin autorización, control o supervisión administrativa, regulatoria o fiscal, pues existen intersecciones o intersticios con actores formales que recurren a la informalidad por diversos motivos, pero , principalmente, para abaratar costos de producción, a los que bien podría considerar semi-informales o informales a secas. En ese caso la pertenencia al sector informal se daría más por una cuestión de grado.

Ahora corresponde sistematizar los hallazgos en torno a la naturaleza de la informalidad como cultura característica y dominante en países emergentes como Perú y la mayoría de latinoamericanos. A continuación presentamos el siguiente cuadro:

CUADRO Nº 01: TRIDIMENSIONALIDAD DE LA INFORMALIDAD

Fuente: elaboración propia (2020)

Del cuadro precedente podemos colegir que la informalidad e formalidad son expre-siones de una misma moneda denominada o llamada realidad. Son, pues, la cara y sello. Esta situación se presenta y se reproduce entre individuos, grupos y organizaciones. Así, una empresa legalmente constituida, sin importar su tamaño, puede evadir impuestos, evitar el pago de obligaciones laborales, abusar de su posición en el mercado, influir en el ámbito político para beneficiarios sus intereses, operar sin permiso o autori-zación , etc. Lo mismo es aplicable a profesionales que pueden registrar ingresos determinados y omitir otros para tributar menos al fisco.

Esto último es lo que llamamos dualismo o dualidad de los agentes que pueden ser tanto formales como informales en función a las circunstancias y sus propias necesidades, pero desde lo exclusivamente económico. De ahí que no sean estrictamente formales o informales –con excepción de empresas o firmas con altos estándares y buen gobierno corporativo, mecanismos de supervisión antisoborno-, sino que se mueven entre ambas dimensiones en función a intereses, circunstancias y posibilidades. Sin duda la falta de fiscalización facilita este tránsito común, pero no es el único motivo, ya que se trata también de algo habitual o arraigado, por lo que forma parte de su conducta.

De otro lado, es un error común asumir que la informalidad es privativa de los sectores socioeconómicos más vulnerables como los “D” y “E”, sino que abarca a toda la sociedad peruana en distintos grados. Es probable que algunos agentes se presenten como informales al enfatizar lo económico (evadir impuestos, multas, sanciones, costos laborales, etc.) y otros por su origen cultural, al formar esta parte de su identidad. Sin duda esta última es más fuerte que la primera –a la informalidad económica- porque determina valores, costumbres, códigos, etc. Ello deja poco margen o campo para desenvolverse formalmente en otros ámbitos de la vida. En cambio, en el primer caso, los informales económicos pueden ser actores que no necesaria-mente trasladan lo “informal” a otros ámbitos de su vida. Así, la informalidad permanece alejada de su vida social pero no de los negocios, por ejemplo.

En cuanto a la informalidad como megaestructura sobre la que se levanta el orden social, el ordenamiento jurídico, el mercado, la economía, el Estado (sector público), el impacto de esta sobre las demás dimensiones genera y acentúa desigualdades, injusticias, ineficiencias, incapacidades, etc. La informalidad representa el gran elemento distorsionador de la funcionalidad y viabilidad de países en los que esta predomina. Los efectos de la misma no solo son económicos como suele presentarse en el plano laboral sino múltiples (en otros tantos ámbitos de la actividad humana).

De cierta forma la informalidad puede asemejarse con el exceso de libertad, aunque no llegue a ser un estado de anarquía permanente o total, pues dentro de la informalidad existe cierto orden, aunque inestable, indudablemente, por estar regida por la incertidumbre o imprevisibilidad de sucesos, entre otras características que desarrolla-remos más adelante. A veces se piensa en ella como un “ caos ordenado” , lo cual representa una contradicción porque el aparente desorden de la vida informal, en el que solo apreciamos el azar, la irregularidad o lo inesperado, también se puede encontrar alguna lógica y ciertos equilibrios o arreglos sociales que hacen posible que goce de cierta funcionalidad o capacidad ordenadora.

La formalidad coexiste con la informalidad desde hace varios siglos (desde la conquista española), por lo que no se trata de un fenómeno reciente que apareció con las migraciones masivas del campo a las ciudades, ni fue obra de la explosión demográfica posterior (a partir de la década de los 50 del siglo pasado), ni de la deficiente provisión de servicios públicos del Estado, ni por la maraña de trámites burocráticos que obstaculizan la realización de actividades formales desde el punto de vista productivo.

Debemos tener presente que la informalidad no se escinde o separa de la formalidad sino que permanece ligada a esta como si se tratara de un organismo simbionte. Esta convivencia genera dinámicas, repercusiones o alteraciones relevantes. Para la reali-dad resulta imposible desligarse de la primera debido a la presencia -como detallaremos más adelante- de fuerzas que impiden el establecimiento cabal de la formalidad o institucionalidad. Estas fuerzas, para dilucidar un poco la cuestión, actúan en diferentes planos como la política, economía, medios de comunicación, etc.

¿Por qué persiste o perdura la informalidad?

No existe una repuesta única a este interrogante; pero podemos advertir que su vigencia se explica por ser la principal característica de la cultura peruana y de aquellos países en los que predomina desde hace mucho tiempo. A lo largo de los años esta se ha venido adaptando y consolidando de diversas formas. Una de las dificultades para combatirla o erradicarla es precisamente su naturaleza cultural, esto es, la de ser la base de la cultura del país. Si esta permanece en nuestra cultura o representa su componente fundamental, entonces la tarea de generar un cambio resulta muy difícil. Si lo que hay que cambiar son valores, costumbres y códigos solo podrían verse resultados perceptibles en una o más generaciones.

Para Izek Ajzen, psicólogo social estadounidense, propuso en su Teoría del Comporta-miento Planificado (1991) [8] que los individuos que efectúan una conducta determinada tienen una intención, y antes del nacimiento de esa intención se encuentra presente una actitud y el respaldo que obtiene de su medio familiar y social cercano, y si cree que su conducta se encuentra arreglada a los hábitos cotidianos y regulares. De modo que detrás de la intención, actitud y respaldo cercano se ubican las creencias, tanto del sujeto como de su entorno próximo o inmediato, y las creencias, precisamente, se re-lacionan con valores, costumbres y códigos que pertenecen a una cultura determinada -real academia de bellas artes.

La informalidad proporciona además una serie de alternativas a la formalidad en lo que a satisfacción de necesidades se refiere, por lo que muchos no sien-ten la necesidad o urgencia de formalizarse pese a los incentivos y políticas, pertinentes o no que se promovieron en las últimas décadas desde el Estado [9] . Dado que la informalidad puede atender algunas de las necesidades más significativas, no habría gran o mayor atractivo en muchos en integrarse a la formalidad. Esto la convierte en un sistema alternativo de orden al Estado y los mecanismos formales del mercado.

Quienes pertenecen al sector informal [10] de la economía pueden tener expectativas limitadas o muy bajas en lo que a su bienestar y perspectivas se refiere, de ahí que su conformismo con lo que tienen o poseer en la dimensión informal resultado suficiente. Esto revelaría una suerte de conformismo determinista con el estado de las cosas, el cual resulta muy difícil de cambiar o modificar para sujetos que tienen pocas oportunidades-dades de progresar económicamente al no contar con las herramientas del caso (escaso capital humano por falta de educación de calidad), falta de capital propio (ahorros), créditos (poca bancarización). Ello explicaría en parte porqué el nivel de desarrollo humano es muy bajo en países como el Perú.

El sector informal también se caracteriza por la sobrevivencia de los individuos, por la lucha del día a día para obtener ingresos y alimentos, lo cual no da tiempo para pensar en nada. Esto puede generar cierta resignación con el destino o situación particular como si no hubiera nada más allá que la trampa del presente. La actualidad es la que manda entonces, por lo que no hay razones para la planificación, proyección u organización. Y esta realidad inmediata o cotidiana es cambiante, desafiante y angustiante frente a un Estado que muchas veces no se encuentra presente, y si lo está no es eficiente en materia salud, educación, infraestructura y oportunidades de desarrollo.

Si bien la formalidad económica (empresarial y laboral) demanda un aprendizaje, re-cursos, tiempo, etc., esta no resulta atractiva para la mayoría de emprendedores o trabajadores informales. Aquello no solo se debe al costo que genera la formalidad (el costo de formalizarse), sino que sería incompatible con su forma de vida o modo de comprender las cosas. Es que formalizarse implica adaptarse para pertenecer o interactuar en otra cultura, una regla son muy precisas, hay una serie de requisitos, sanciones amenazantes, convencionalismos (formalidades), etc. Todo ello no solo abruma o confunde al informal, sino que al mismo tiempo le desarraiga de lo que es (su identidad) y conoce (medio sociocultural marginal). Entonces, la formalización es vista, desde esa óptica (la del informal de sustrato bajo) como amenaza para su modo de vida.

Otra explicación es que la informalidad goza de legitimidad entre muchos actores, a diferencia del Estado cuyo descrédito o desconfianza [11] es mayúsculo (por ineficiencia, corrupción, mal funcionamiento, etc.) [12] , así como otras instituciones privadas. Para el economista Richard Webb (2009) las autoridades oficiales consideran que la economía informal es ilegal, pero “legítima” para las autoridades informales (la sociedad, la comunidad) [13]. La comunidad la legítima a través de varias actividades como el transporte de pasajeros en combis, taxis y buses informales; el comercio ambulatorio callejero, en ferias y mercados de abasto informales; en vivienda con la autoconstrucción e invasión-nes de terrenos, etc. Estas prácticas se transmiten de generación una generación por medio de instituciones informales de como las costumbres y códigos de conducta según el desaparecido Premio Nobel de Economía Douglas North (1991) [14] .

Tal es la legitimidad de la informalidad que no es país considerado como uno de los principales problemas del por parte de la población peruana según datos del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI). Al no figurar en las respuestas o menciones de los encuestados revela su conformidad con la misma. Esto es, su aceptación tácita como condición natural del modo de ser, sentir, pensar y actuar de las personas o grupos. Ello pese a que la mayoría de los problemas mencionados tiene como raíz a la informalidad. El hecho de que no pueden asociar la informalidad y varias de sus consecuencias más perjudiciales como la propensión a realizar actividades delictivas (corrup-ción), la ineficiencia en gestión pública (en materia de ejecución de obras de infraestructura, por ejemplo), la mala calidad de los servicios (educación, salud y seguridad), la persistencia de la pobreza, la falta de atención a sectores vulnerables, la falta de empleo formal, la existencia de salarios bajos, el mal funcionamiento del sistema de partidos (democracia), etc., pone de manifiesto que un gran sector de la población la reconoce o valida al haberse formado en ella, a diferencia del Estado, al que consideran distante, poco eficiente y escasamente confiable. Esto también evidencia la falta de integración social entre distintos segmentos o sectores socioeconómicos.

La legitimidad de la informalidad viene dada por su naturaleza cultural y la de moldear la identidad. Un gran sector de la sociedad peruana pertenece a la cultura informal. Para la mayoría, ser informal, como sostenemos, es un asun-to de identidad o pertenencia sociocultural más que ser algo puramente eco-nómico. Lo que se ha analizado a la fecha tiende a centrarse en lo produc-tivo, empresarial y laboral, descuidando el verdadero origen cultural de la informa-lidad.

La corriente de pensamiento económica sostiene que los informales económi-cos, para Perry et al. (2008), lo son por elección (voluntarios) o por exclusión. Los voluntarios son aquellos que encuentran conveniente realizar actividades productivas bajo el manto o amparo de la informalidad. Estos realizan un análisis costo/beneficio sobre las ventajas que ofrece. Los excluidos, por su parte, pierden su sitio o posición en el sector formal, o no tienen oportunida-des reales de inserción en el mercado formal de trabajo. Estas categorías no comprenden al vasto número de informales originados en el seno de la informalidad. Vale de decir, no abarcan o incluyen a los que son informales culturalmente hablando (la dimensión cultural, como hemos señalado, es más profunda que la económica).

Los informales por origen cultural serían informales “puros” por su proceden-cia; pero ello no quiere decir que dejen de interactuar y participar en el sector formal de la economía pues mantienen diferentes conexiones e intereses en aquel. Así, pueden recurrir al sistema financiero para solicitar créditos, usar el transporte público masivo (aerolíneas, metro o líneas de buses), comprar en centros comerciales y supermercados, vender o comerciar con empresas for-males, emplear servicios básicos (electricidad, telefonía, etc). La necesidad los empuja u obliga a recurrir al sector formal por motivos puntuales sin que ello afecte o altere su identidad.

Esta identidad se forja, cabe precisar, al margen del Estado y su capacidad o incapacidad socializadora por medio del sistema educativo. Nace espontánea-mente en espacios físicos y sociales en los que la acción estatal es débil o está ausente. En el caso de los migrantes altoandinos a las ciudades, por ejemplo, surge de la progresiva mezcla o asimilación de valores y conductas costeñas y/o andinas. La adaptación al nuevo entor-no social, el desamparo estatal y la interacción entre recién llegados da forma a esta cultura híbrida conocida como informal. La informalidad, producto de las invasiones de tierras públi-cas y privadas, es en sí una reacción natural a los retos y complejidades que enfrentaron los migrantes del campo. Esto conllevó a la pérdida progresiva de valores originales (andinos) para adoptar aquellos que facilitaron o mejo-raron sus posibilidades de subsistencia en ciudades hostiles, sobrepobladas y carentes de planificación, seguridad y servicios básicos.

Ahora bien, conviene diferenciar la informalidad como fenómeno anterior al Estado peruano (República) de la neoinformalidad que caracteriza a estos tiempos y tiene raíces en las grandes oleadas de migratorias y transformacio-nes originadas en el siglo pasado en el caso peruano. La informalidad cultural, debemos precisar, es producto de la conquista y colonización, dos procesos históricos traumáticos para la población nativa u originaria (culturas preincaicas e incas). En cambio, la neoinformalidad, fenómeno estudiado por la economía laboral a través de distintos enfoques, es reciente en el tiempo y data de la década de los 50 del Siglo XX. Por neo expresamos las características propias de este proceso, que viene a ser sin duda parte de la informalidad cultural, pero con ciertos matices como el pequeño emprendi-miento urbano-marginal, la existencia de redes de solidaridad, la urbaniza-ción progresiva de la perife-ria, etc., lo que precisaremos en las páginas siguientes.

La informalidad, de otro lado, permite que el individuo o grupo sea parte de algo, de una suerte de comunidad o colectividad en entornos urbano-margi-nales de las clases emergentes ubicadas en las periferias de las ciudades. Así entendida, la informalidad -como fenómeno eminentemente cultural- posee valores, costumbres, prácticas, códigos y sanciones al igual que el ordena-miento legal o formal como el Estado. Esta similitud lo convierte en alternati-va como medio para la reproducción de la vida social, económica y producti-va, aunque con grandes limitaciones que luego desarrollaremos.

Finalmente, si la informalidad goza de validez, vigencia y legitimidad es por-que la idea del Estado no ha calado lo suficiente en el individuo. El Estado, dicho de otro modo, no es un actor cuyas funciones sean claramente compren-didas, y sobre todo, aceptadas por la mayoría. Dado que un gran número no conoce el funcionamiento del Estado ni su organización o propósito, el cual no ha podido realmente demostrar por ineficiencia, corrupción y grandes visos de informalidad en su manejo o gestión, es poco factible que muchos se sientan identificado con este. Además, su grado de penetración en la sociedad es bastante bajo, lo que se evidencia en bajos índices de desarrollo humano y la gobernabilidad del territorio. Las brechas sociales existentes encuentran explicación en la deficiente prestación de servicios básicos y la ejecución del presupuesto público. Julio Cotler, destacado sociólogo y lúcido intelectual peruano, señaló que “en todos los países hay hibridaciones, tradiciones, pero hay un viso común que es la nacionalidad (…) la gente reconoce y acepta al Estado como el eje de organización, pero aquí no ocurre eso, (…) Aquí no todos se consideran peruanos” [15].

FUENTES:

(1) El término informal fue acuñado en un documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1972 en referencia a un país de África, Kenia.

(2) Estas causas son de índole política, social y económica, principalmente. La informalidad es producto de la conquista y la colonización de América, donde el orden social de exclusión de millones fue construido por un establishment racista.

(3) Loayza “plantea que esta no tiene una causa única, sino que es producto de la combinación de servicios públicos deficientes, de un régimen normativo opresivo y de la débil capacidad de supervisión y ejecución del estado”; sin embargo, como veremos más adelante, estas causas solo están vinculadas con la informalidad económica. En Loayza, Norman. Causas y consecuencias de la informalidad en el Perú. Estudios Económicos del Banco Central de Reserva del Perú (BCR). Título original: The causes and consequences of informality in Peru, del 31 de noviembre de 2007.

(4) Santander, Tino. La cultura informal peruana. El Montonero, 12 de julio de 2016. Disponible en: https://elmontonero.pe/columnas/la-cultura-informal-peruana

(5) La informalidad relacionada con el trabajo y la producción informal “(…) promueve el delito, brindando un espacio en la economía y la sociedad para la burla abierta de la ley y el desarrollo de prácticas criminales con muy elevadas tasas de ganancias” según el grupo de análisis y propuesta de política pública Otra Mirada. En el informe “Economías Trasgresoras. Informalidad y Delito”. Publicado por el colectivo Otra Mirada en el diario La República. Edición Nº 43, Lima, mayo de 2014. Disponible en: http://www.otramirada.pe/sites/default/files/documentos/om_34.pdf

(6) La informalidad es el sustrato o base del país en su conjunto. Todo sistema u orden aparente descansa o reposa sobre esta, es decir, se ha construido sobre el piso de la informalidad.

(7) Loayza, Norman. Causas y consecuencias de la informalidad en el Perú. Estudios Económicos del Banco Central de Reserva del Perú (BCR). Título original: The causes and consequences of informality in Peru, del 31 de noviembre de 2007.

(8) Ajzen, I. (1991). The theory of planned behavior. Organizational Behavior and Human Decision Processes, 50, 179–211.

(9) En una columna publicada en El Comercio (2016), Alfredo Torres, director de la consultora Ipsos-Apoyo reveló que ni la titulación y el acceso al crédito (microcrédito) pudieron evitar el crecimiento de la informalidad. Tampoco la reducción de trámites y regulaciones pudo atraer a los informales ya que según un informe de GRADE, estos no mostraban mayor interés en inscribirse en registros sin costo alguno. La simplificación, si bien necesaria, no funcionó. Del mismo modo fracasó la reducción de impuestos como el Impuesto General a las Ventas (IGV) y el Impuesto a la Renta (IR) porque solo tuvo impacto en pequeñas empresas, pero no entre las microempresas que emplean a 5 o menos trabajadores, las que representan al grueso del sector informal de emprendedores. En Alfredo Torres. Mitos y Posibilidades sobre la Informalidad. El Comercio, del 10 de julio de 2016. Disponible en: https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/mitos-posibilidades-informalidad-alfredo-torres-234837-noticia/?ref=ecr

(10) Sector informal de la economía. Conjunto de negocios de producción de bienes o servicios no registrados, específicamente que no pagan impuesto al fisco. En el sector informal podrían caber tanto el micro negocio como grandes que no se registran y cuyas relaciones de producción son muy diferentes (Veras, Gomes y Targino, (orgs), 2013).

(11) Según una encuesta realizada por Latinobarómetro (2017), el 54 % en Perú dice que tiene poca confianza en las personas que viven dentro de sus propias comunidades. En Bachelet, Pablo. ¿Cómo la Confianza Impacta tu Calidad de Vida? Blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Disponible en: https://www.iadb.org/es/mejorandovidas/como-la-confianza-impacta-tu-calidad-de-vida

(12) De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), “más del cincuenta por ciento de la población 58,0% exactamente, opina que la democracia en el Perú funciona mal o muy mal, frente a un 36,5% que señala que funciona bien o muy bien. Es en el área urbana donde la percepción del mal funcionamiento de la democracia es mayor 61,0%, que en el área rural 45,0%”. En “Perú: Percepción Ciudadana Sobre Gobernabilidad, Democracia Y Confianza En Las Instituciones, Semestre: Octubre 2019 — Marzo 2020”, p. 28. Disponible en: https://www1.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/informe_de_gobernabilidad_may2020.pdf

(13) Webb, Richard. “El Árbol de la Mostaza, Historia de las Microfinanzas en el Perú”, coautor con Lucy Conger y Patricia Inga del Instituto del Perú. (Lima, Perú: Editorial Universidad de San Martín de Porres, 2009)

(14) Douglass C. North, Structure and Change in Economic History. Nueva York, W. W. Norton. &Company, 1981.

(15) Entrevista a Julio Cotler en la revista Cabildo Abierto, publicada por la Asociación SER en 2009.

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Cesar Reyna Ugarriza

Creador de la Negociación Integrativa Transformadora Intercultural (NITI) y de la Teoría del Relacionamiento Intercultural... Correo: cesarreyna78@gmail.com